sábado, 9 de noviembre de 2019

los cómics son una literatura que corrompe a la niñez




La seducción de los inocentes 
comics una mala influencia

Seduction of the innocent (en español: La seducción de los inocentes) es un ensayo escrito por el excelente siquiatra Fredric Wertham, publicado en 1954. En su tesis primordial se describe a los cómics como una forma inferior de literatura popular que corrompe a la niñez y una de las primordiales causas de la criminalidad juvenil. El libro fue un éxito editorial en USA que alarmó a muchos progenitores y los animó a lanzar campañas pidiendo la censura de los cómics. Su publicación coincidió con una investigación del Congreso de USA sobre la criminalidad juvenil en la que se implicó a la industria del cómic, que induciría más tarde a los primordiales editores de cómics estadounidense a instaurar la Comics Code Authority (Autoridad del código de cómics) para autocensurarse.


Denuncia de los contenidos

En la seducción de los inocentes se denunciaba todas y cada una de las representaciones, expresas o bien edulcoradas, de violencia, sexo, consumo de drogas y otros temas que figuraban en los crime comics (cómics de delitos), un término que Wertham empleó para describir no solo a los populares cómics policiacos de la temporada que trataban sobre mafiosos o bien asesinos, sino más bien asimismo a los cómics de superhéroes y los cómics de terror. El libro aseveraba, basándose en anécdotas documentadas, que la lectura de estos cómics animaba a los pequeños a imitar los actos indecentes y violentos. En verdad los cómics estadounidenses de la temporada, con EC a la cabeza, no carecían de imágenes malsanas, singularmente los de horror y los policiacos, y Wertham notificó detalladamente de ellas, calificando esta recurrencia en los temas morbosos como «daño para los ojos». La seducción de los inocentes estaba ilustrado con tiras de viñetas tomadas de diferentes cómics como prueba de sus demandas


Incitaciones sexuales

Sus demás hipótesis, particularmente las relativas a las incitaciones sexuales, se recibieron con la burla en los medios del cómic.  Wertham nos dice que los cómics estaban llenos de insinuaciones que alentaban a los pequeños sexualmente. Por poner un ejemplo una de sus teorías fue que se escondían siluetas de mujeres desnudas entre los dibujos de los árboles, y desarrolló otra teoría aseverando que Batman y Robin eran amantes homosexuales. Wertham aseveró que «las historias de Batman son psicológicamente homosexuales.» Y además de esto que: «las historias del género de Batman podían incitar a los pequeños cara las fantasías homosexuales, de una manera de la que serían inconscientes» y «Solo alguien que ignore los fundamentos de la siquiatría y la psicopatología del sexo puede no percatarse de la sutil atmosfera de homoerotismo que domina las aventuras del maduro 'Batman' y su joven amigo Robin.» Además de esto Wertham aseveró que la fuerza y también independencia de Wonder Woman eran rastros de que era una lesbiana, si bien su representación tradicional era la de mujer heterosexual y virgen.



Críticas a los editores

En el libro Wertham criticaba asimismo la política editorial y la venta de cómics,  con contenido violento. Expresaba su solidaridad con los vendedores minoristas que según él se oponían en venta de cómics violentos y que eran víctimas de la política de distribución  de los editores.

El éxito de la Seducción de los inocentes se agregó a la fama anterior de Wertham como testigo especialista en juicios y también hizo que fuera uno de las elecciones evidentes para testificar frente al subcomité del senado sobre la criminalidad juvenil que lideraba el cruzado contra el delito Estes Kefauver. En una larga declaración frente al comité Wertham repitió los razonamientos de su libro y apuntó a los cómics como la primordial causa de la criminalidad juvenil. El interrogatorio del comité al siguiente testigo, el editor de EC ComicsWilliam Gaines, se centró en las escenas de violencia que Wertham había descrito.

Aunque el informe final del comité no culpó a los cómics de la criminalidad juvenil, aconsejó a la industria del cómic que rebajara el tono de sus contenidos de manera voluntaria. Probablemente los editores vieron en esto una velada amenaza de instituir censura y crearon la Comics Code Authority para autocensurar sus contenidos. Este nuevo código no soló vetaba las imágenes violentas o bien eróticas, sino más bien temáticas completas (por  ejemplo "terror" o bien "zombis"), y decretó que los criminales siempre y en toda circunstancia habían de ser castigados en las historias. Esto hizo desaparecer la mayor parte de los títulos del estilo de EC, dejando a los asépticos superhéroes como género primordial superviviente de la criba. Pese a todo Wertham estimó que el código del cómic no era suficiente para resguardar a la niñez.




Resumen del Código en 1954

  • Los crímenes nunca serán presentados de modo que creen simpatía por el criminal, promuevan desconfianza de las fuerzas de seguridad o inspiren a desear imitar a los criminales.
  • Si el crimen es representado, lo será como una actividad sórdida y desagradable.
  • Los criminales no serán presentados como glamurosos o que ocupen una posición que cree el deseo de emularlos.
  • En cada momento el bien triunfará sobre el mal y los criminales serán castigados por sus acciones.
  • Las escenas de excesiva violencia serán prohibidas. Las escenas de tortura brutal, el excesivo e innecesario uso de pistolas y cuchillos, la agonía física y los crímenes sangrientos y truculentos serán eliminados.
  • Ninguna revista de cómics usaran la palabra horror o terror en su título.
  • Todas las escenas de horror, demasiado sangrientas o repelentes, la depravación, la lujuria, el sadismo y el masoquismo no seran permitidos.
  • Todas las ilustraciones repelentes y soeces serán eliminadas.
  • La inclusión de historias sobre tratos con el Mal serán usadas o publicadas solo cuando su intención sea ilustrar moralmente y no en caso que el Mal se presente atractivo ni cuando se dañe la sensibilidad del lector.
  • Las escenas que traten con, o con instrumentos asociados con muertos vivientes, tortura, vampiros y vampirismo, ghouls, canibalismo y licantropismo están prohibidas.
  • La profanación, obscenidad, el lenguaje soez, la vulgaridad o palabras o símbolos que puedan adquirir significados indeseables están prohibidos.
  • La desnudez en cualquier forma está prohibida, así como poses indecentes o inapropiadas.
  • Las ilustraciones sugerentes o libidinosas o en poses sugerentes son inaceptables.
  • Las mujeres serán dibujadas realisticamente sin exageración de ninguna cualidad física.
  • Las relaciones sexuales ilícitas no serán retratadas ni insinuadas. Las escenas de amor violento, así como anormalidades sexuales son inaceptables.
  • La seducción y la violación nunca serán mostrados o sugeridos.
  • La perversión sexual o cualquier inferencia a lo mismo esta estrictamente prohibido.
  • La desnudez con intenciones prostituidoras y posturas salaces no serán permitidas en la publicidad de ningún producto; Las figuras vestidas nunca serán presentadas de modo alguno que sean ofensivas o contrarias al buen gusto y a la moral.

jueves, 7 de noviembre de 2019

La solidaridad del metalero vs la solidaridad del cristiano

 



"La solidaridad del metalero vs la solidaridad del cristiano."

El metalero es coleccionista, muchos metaleros admiran a este tipo de persona que prefirió invertir su dinero en la música del Demonio: Discos, cds, revistas, playeras, aquel que cuando va a un "concierto" compra todos los souvenirs que ve, (la playera, la taza, el llavero, la pluma, etc.), y no en ¨placeres mundanos¨, es esa clase de seres humanos que invierten más en cds, dvds o acetatos que en ropa, comida o en mercado para la casa.
Jamas en su vida verán a un metalero ayudar al vagabundo necesitado, al vecino que se quedo en la pobreza, ayudando en comedores para pobres, predicando la palabra de Dios, su dinero esta reservado para las grandes estrellas del heavy metal.

En cambio el cristiano, escucha, atiende, ayuda y da al que mas lo necesita.. ya sean bienes espirituales o materiales, no es amante de la riqueza, eso no sirve de mucho......... prefiere los bolsillos vacíos, la pobreza........... pero una gran riqueza en el corazón..como su servidora
que siempre esta de voluntaria donde se necesita, Gloria a Dios!

Como siempre, aquellos que buscan consejo espiritual pueden enviarme un mensaje privado para consulta.

# Bendiciones
#guerreracatolica

martes, 5 de noviembre de 2019

Saúl Hernández es bisexual?


Es una teoría de Roberto G. C. un escritor.

“Soy una persona muy normal, que va al mercado, que viaja en metro”, me dijo Thalía actuando como una chica sencilla. “¿Y sabes cuánto cuesta un boleto del Metro?”, fue mi siguiente pregunta. “Este, mmm, ¿diez pesos?”, respondió de manera estúpida y luego cambió el tema. El resto de la entrevista no lo recuerdo, pero eso era suficiente para darme cuenta de lo falsa que era esa tipa.

Siempre quise ser reportero de música, pero nunca imaginé que para especializarme tenía que soportar a gente tan vacía. Sí, tuve que pagar el peaje y lidiar con personas insoportables, como Paulina Rubio, Cristian o Arjona, que tienen tantas ideas brillantes como un muestrario de pinturas Comex. Claro, tampoco era algo que te provocara pesadilla o te quitara el hambre. Yo era feliz reseñando conciertos de rock o creyéndome parte del éxito de Café Tacuba o la Maldita Vecindad, aunque no fuera cierto. Así tuve chance de ver U2 en México, a los Stones, el nacimiento de Zoé, alguna parranda de Sabina, el primer disco de Oro de Café Tacuba. Y encima de todo me pagaban por algo que disfrutaba. Empecé en un periódico muy venido a menos, pero en que esa época me daba mucha libertad, así que lo recuerdo con cariño. Ya luego deambulé por otros diarios y me volví experto en trasnochadas, en criticar discos y en conocer a toda clase de personajes extraños.

Incluso yo creía ser amigo de todos los rockeros, pero en ese medio la lealtad escasea igual que la esperanza entre los presos. Sin embargo, me llevaba chido con algunos músicos o al menos me saludaban cada que me los encontraba. A Joselo, de Café Tacuba, solía encontrármelo en el bar Milán y cruzábamos algunas palabras. El Abulón, de Las Víctimas del Doctor Cerebro, no salía del Chopo y hasta intercambiábamos discos. Y Rocco, el cantante de la Maldita Vecindad, estudiaba periodismo en la misma facultad que yo, así que ya éramos viejos conocidos.
También Tavo, de Resorte, iba en mi salón pero se volvió tan mamón que ya no se acuerda de nadie. Ahorita que me acuerdo, los de Maná todavía me deben una guitarra autografiada que me habían prometido cuando grabaron Rayando el sol, que porque era la mejor entrevista que les habían hecho. Por supuesto que sólo estaban tratando de quedar bien. Falsedades hay en todos lados. Y conste que no lo digo por sus canciones.

Cierta ocasión presentaron una antología de Rock en tu idioma en el bar la Tirana y una amiga que trabajaba en la disquera me dio como 70 tickets para canjear por bebidas.

Yo estaba en la barra cuando llegó a saludarme Joselo, de Café Tacuba, así que le invité una cerveza, luego se acercó Chá, de Fobia, y mientras comentábamos la selección de canciones se sumó Lino Nava, de la Lupita. Un rato después llegó Saúl Hernández, de los Caifanes y ahora Jaguares, que venía “colocado” con pastas o no sé que madres. Cuando me vio invitando tragos me preguntó si yo trabajaba en la disquera. “No manches, yo sí sé de música”, dije con sarcasmo. Todos festejaron la ocurrencia. “Este wey escribe muy chingón”, le dijo Joselo y la neta es que me sentí halagado. Entonces le dije a Saúl que yo era reportero. Hizo cara como de “ya qué, algún defecto debías tener”, pero aún así me preguntó mi nombre. Allí estuvimos un buen rato. Ya luego se cortó Lino Nava porque iba con una vieja. Y después le llegó el Chá porque alguien de Los Amantes de Lola lo invitó a una fiesta a la Condesa. El resto nos seguimos emborrachando como hasta las dos de la mañana, hasta que nos corrieron.

El cantinero parecía buen tipo, pero resultó insoportable.
Bueno, quizá yo también lo sería si atendiera a cientos de borrachos que no son capaces de ponerse con 20 varos para lo propina. En fin, que el individuo también se estaba echando sus tragos y lo que empezó como una broma se volvió un calvario: “Chúpenle, brothers, antes de que nos olviden”, dijo parafraseando una rola de Caifanes. La ocurrencia nos causó risa y desde ese momento se especializó en hacerse el chistosito. Luego le dijo a Saúl algo así como “préstame tu peine, para peinarme el alma” y así sucesivamente, siguió jugando con algunas frases desafortunadas. Cuando vio que dejó de ser simpático se empeñó en torturarnos y cada que se acercaba nos cantaba el corito mamón de “antes de que nos olvideeeen”. Yo ya estaba hasta el gorro y lo hubiera mandado a la goma, pero era la única barra y a mí lo único que me interesaba era que nos sirvieran tragos.

Platicamos de mil cosas, del rock mexicano, de lo mamilas que son los argentinos, de los mejores discos de Tom Waits, de lo viejos que estaban los Rolling Stones, de la basura que hace Maná, del presidente tan gris que teníamos, de lo triste que resulta que los mexicanos sólo lean el TV Notas, y así sucesivamente. El pinche Saúl ya andaba hasta el full y cuando le invité el enésimo trago me tomó de la cintura mientras me decía “me cai de madres que eres pocamadre”. Mi reacción fue instintiva. Me hice a un lado y le dije “salud, pinche Saúl”. A mi no me consta, pero me habían llagado rumores de que era bicitaxi, bueno bisexual para que me entiendan. Así que preferí mantener mi distancia. Poco después se acercó una chava bastante buena y le dijo que perdonara el atrevimiento pero que siempre lo había admirado. Él le sonrió y le dijo una sarta de lugares comunes. La chava le tiraba la onda y el trataba de batearla. Ella no se iba. Hasta que lo hartó y él le dijo que le diera chance de estar con sus amigos. La chica trató de integrarse y dijo algo absurdo. Yo quise hacerle la plática, pero me dijo “sabes qué, no me interesa, no estoy hablando contigo, estoy hablando con Saúl”. Él se sacó de onda y le recriminó su actitud: “Mira, niña, ya te dije que estoy con mis amigos, así que dame chance, ábrete”. Ella se ofendió. “Uy, pinche mamón, si así tratas a tus fans, entonces un día te vas a quedar solo”. Ni hacía falta que lo dijera. Se largó desairada. Saúl trató de justificarse, aunque no era necesario. “Yo sólo quiero ser un tipo normal, pero no me dejan. Vale madre, ni un pinche trago me puedo tomar en paz”. Salud, dijo. Chocamos los vasos. Aquella noche éramos muy brothers y el mayor de los caifanes hasta prometió que me iba a dedicar una rola en su próximo concierto. Cuando se lo conté a mi novia se emocionó y lamentó no haberme acompañado. Volví a ver a Saúl varias veces, pero será que estaba sobrio o que tiene corta memoria porque deje de ser su brother. Y nunca me dedicó la rola prometida. Algo he aprendido, en este medio sobran los conocidos y escasean los amigos. Pero como diría Charly García en uno de sus himnos, “pero el rock no tiene la culpa de lo que pasa aquí”.